REFLEXIONES HISTÓRICAS.
La inspiración anatómica del cuerpo humano podemos encontrarla reflejada en las obras de arte de todos los tiempos. Al principio el hombre, en plena convivencia con el animal, aprende más y mejor la anatomía animal que la suya propia, simplemente por razones de supervivencia. Así en las representaciones parietales paleolíticas predominan las imágenes de animales que suelen mostrar las escenas de caza, llegando a un conocimiento anatómico bastante naturalista, en detrimento del conocimiento anatómico humano que no pasa del esquema.
Anatomía Animal frente a la abstracción humana. El primer naturalismo
El cuerpo humano se representará entonces raras veces y de forma zoomórfica, con cabeza de animal o disfrazado. Cuando surgen las primeras civilizaciones, se heredan estas combinaciones de partes anatómicas humanas y animales, y el espacio de representación plástica se organiza estableciéndose los primeros convencionalismos arquetípicos para representar con más detalle la todavía mal conocida anatomía humana.
Relieve asirio de figura humana con cabeza de ave. Anatomía más animal que humana
Con el canon egipcio se establecen las condiciones más duras que nunca se han conocido para que todos los artífices representen de idéntica manera el cuerpo humano. Tres mil años donde cualquier intento de revolución plástica tenía los días contados.
Pasamos de desatender el cuerpo humano a establecer su máximo control marcando con el canon egipcio rígidas pautas para asegurar un mismo tipo de representación
El Arte Griego arcaico toma su aprendizaje del antiguo Arte Egipcio, incluso los artistas griegos viajan a Egipto para instruirse. Sin embargo los convencionalismos egipcios pronto se ven sustituidos por nuevas propuestas griegas que empiezan a valorar desde el siglo V a.d.C., el instante congelado lleno de vida que puede ofrecer la dinámica muscular, tensiones que los egipcios siempre habían rechazado. Pasamos de la pose anatómica para la eternidad egipcia que siempre apoya a sus figuras sobre las dos piernas, al contraposto del instante clásico, nuevo convencionalismo canónico que consiste en asignar acciones opuestas a cada miembro del cuerpo. Es el primer artilugio para simular una vida con menos rigidez o hieratismo. La Anatomía comienza a ser una ciencia, y el arte anatómico la clave que encierra la belleza. Las ideas clásicas originales se han perdido como el canon de Policleto, pero las obras que se conservan nos hablan de una superación y perfección difíciles de igualar.
Kuros y Koré. Del estatismo egipcio al contraposto clásico
Bronces y mármoles originales griegos. Algunas obras por primera vez firmadas frente al característico anonimato egipcio
El arte romano se dedica en gran medida a la copia del arte griego. Gracias a estas copias romanas se mantienen los modelos clásicos para ser retomados más tarde por el Renacimiento, y se repiten muchos de sus convencionalismos anatómicos.
Continuismo clásico del vigor griego con las copias romanas. Se rompen los esquemas del canon egipcio para crear nuevas formas de articular la anatomia
El periodo de la Edad Media reviste el cuerpo con otras ideas, rechazando la consulta del natural. La Anatomía se trabaja inventada o imaginada en otros convencionalismos que conforman el nuevo canon medieval, estableciendo un tabú religioso del que costará siglos recuperar un nuevo acercamiento a la realidad natural
De la Anatomía atormentada del Juicio Final, a la culpabilidad del pecado original de Eva, la Edad Media se centra en la espiritualidad, y los pocos desnudos son los Crucificados. La idea del alma supera a la del cuerpo
Giotto es precursor del nuevo hombre, y Cennini reclama la vuelta a la naturaleza. Con el Renacimiento retorna una nueva versión del canon clásico, que establece definitivamente conocer directamente el interior del cuerpo humano; frente a los intentos medievales de disección y superstición, la Anatomía comienza a progresar como ciencia, ayudada por la curiosidad de artistas que incluso rebasan los intereses exclusivamente artísticos como Leonardo, que hasta termina interesándose por los órganos internos y realizando más de seiscientos dibujos anatómicos. La sabiduría se alcanza a través de la experiencia directa de la realidad en la búsqueda de la verdad. El camino es la observación. Muchos artistas del siglo XV se interesaron por la observación anatómica, como Masaccio, Donatello, Verrochio o Antonio del Pollaiolo.
Estudios anatómicos, batalla y Hércules luchando con Hidra, de Antonio del Pollaiolo, de potente dinamismo atlético
Propulsores del estudio anatómico: Brunelleschi, Mantegna y Boticelli
Leonardo, Miguel Ángel, Rafael y Durero. Los cuatro grandes nombres que elevaron el estudio anatómico a la observación y experimentación, eternos referentes del humanismo renacentista
Con el manierismo, la anatomía en el arte empieza a tener un valor más teatral, exagerando las formas como recurso meramente expresivo, agudizando a la manera de Miguel Ángel todos los volúmenes musculares: Andrea del Sarto, Jacomo Pontormo, Daniel de Volterra, Bandinelli, Tintoretto, Ludovico Cigoli. Se prepara el camino para nuevas versiones clásicas según la personalidad y estilo artístico: Rembrandt, Rubens, Velázquez, El Greco, Caravaggio, Ribera,...
Manierismo anatómico que llena de volúmenes la figura, donde parecen multiplicarse los músculos llevando la creatividad a la exageración. A toda curva sigue una contra curva rítmica, que hace de la anatomía un diseño decorativo y ornamental, como un traje de armadura para la escena
Pontormo, Caravaggio, Velazquez, Ribera, Rubens, ...La evolución del cuerpo humano en el Arte cuenta ya con los ejemplos de la revolución anatómica italiana, hasta donde hay que viajar para instruirse. La difusión de las imágenes mediante el grabado, y posteriormente la imprenta difunden las formas anatómicas, ampliando los recursos estilísticos
Las lecciones de anatomía que representan grandes maestros como Rembrandt o Passerotti, manifiestan esta conquista artística de las formas anatómicas llena de luces y sombras, que ha sido y será centro de inspiración constante y cíclico, donde el hombre vuelve a encontrarse consigo mismo en cada nuevo humanismo.
Desde Bartolomeo Passerotti hasta Rembrandt, la lección de anatomía se transforma de la exhibición mundana al respeto del silencio casi religioso que ilumina el conocimiento artístico