Presentación escrita
Una vez analizada y estudiada la información que se ha recopilado, y siendo conscientes de la importancia de usar éticamente la información y de la forma de manejar y construir una bibliografía, llega el momento de comenzar a redactar el trabajo.
"El Trabajo de Fin de Estudios (TFE) requiere la realización por parte del estudiante y bajo la dirección de, al menos, un profesor de un proyecto, memoria, estudio o informe sobre un tema orientado a la evaluación de competencias asociadas al título" (Normativa reguladora de los Trabajos Fin de Estudios de la Universidad de Sevilla. Acuerdo 4.1. CG 20-7-17, artículo 1)
Como orientación general a la hora de redactar y presentar cualquier trabajo académico tienes que tener en cuenta:
- El texto, en general, debe redactarse de forma clara, sencilla pero no coloquial y sin ambigüedades. Conviene huir de las construcciones recargadas y buscar siempre soluciones simples y fácilmente comprensibles.
- Ha de estar bien estructurado, dividido en apartados que faciliten su comprensión, y cada apartado, si procede, puede dividirse en sub-apartados, y así sucesivamente.
La estructura típica de un trabajo académico:
Introducción:
Presentación breve del tema y del plan de trabajo a seguir. Responde a la pregunta de "porqué se ha hecho este trabajo".
Es conveniente que el último párrafo de la Introducción se utilice para resumir el objetivo del estudio.
Desarrollo:
Es el cuerpo del trabajo, debes seguir el plan de trabajo expuesto en la introducción.
Se valorará:
- El interés del contenido, la capacidad para presentar los conocimientos apoyándote en datos y en citas de autores de reconocido prestigio
- La correcta organización de las ideas, con una argumentación clara, lógica y convincente.
Conclusión:
Balance de las ideas o valoración general de la información presentada.
Fuentes consultadas:
Bibliografía: monografías, artículos, documentación Web.
Anexos:
Cuadros, gráficas, etc.