MOLDE RÍGIDO DE UNA PIERNA
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PROCESO Y OBJETO |
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Aparentemente, la primera impresión que nos produce la pierna es de decepción, porque se encuentra deformada por los planos de apoyo, y nos resulta incluso casi sin sentido el tener que realizar un molde de sus formas externas. Finalmente comprobamos que, sorprendentemente tras la disección, los músculos se encuentran en perfecto estado y son de una belleza "clásica" en sus proporciones, por lo que reconozco como acierto el haber realizado el molde superficial antes de abrir la piel, para precisamente comparar los volúmenes más bien "feos" externos con los internos, o como fue la frase que utilicé entonces, "que belleza tenemos en nuestro interior, por muy gordos que estemos".
La elaboración del molde rígido es similar al proceso seguido en el rostro: se traza con paredes de arcilla el perímetro que se va a copiar, y luego se llena de escayola por capas con una brocha, y terminando con espátula.
La línea perimetral era la mitad exacta de la pierna, ya que obtenido el molde de la primera mitad, dimos la vuelta al cuerpo para realizar el molde de la otra mitad, con objeto de reproducir la pierna completa.
Una vez obtenido el molde, en mi estudio realizo la fase de vaciado, consistente en aislar la escayola con un tapaporos como la goma laca, que se aplica disuelta en alcohol, en varias capas hasta que queda brillante.
Sobre cada mitad del molde se aplican tres capas dejandolas secar, y al día siguiente se les aplica por último cera para evitar que la resina de poliéster quede adherida.
Las capas de resina sobre este molde engrasado, se aplican con una mezcla de carbonato cálcico y polvo de sílice, con algo de marmolina, añadiendole pigmento blanco, ya que pretendo colorear posteriormente la réplica con óleo. Una vez secas y reforzadas las dos mitades con fibra de vidrio, se unen mediante las llaves de encaje, cerrando el molde y procediendo a pegar su interior con la misma mezcla de resina y fibra de vidrio.
Una vez catalizada y endurecida la mezcla, se procede según la técnica de molde perdido, picando la escayola hasta que las fracturas de la misma se separan de la copia. De esta forma conseguimos una sóla réplica, ya que es suficiente para ilustrar sobre cómo era el cadáver antes de ser diseccionado, a falta únicamente de policromarla para reforzar el volumen y el realismo.
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